*-Gora

TÉRMICA SENSACIÓN (por Máximo L. Dárdano)



A pesar de aquel calor,
que era más propio del verano,
cuando llegaba fecha de pagos
a cobrar iba cada anciano.

El ómnibus estaba completo,
y ya doblando en Tristán Narvaja,
se levantaron los viejitos
para bajar allí en la Caja.

Parecía que habían sentido
un deseo compulsivo,
por tirarse contra la puerta
y así huir del colectivo.

Si se pasaba de parada
tendría que caminar mucho,
así que se apretó contra la otra gente
a pesar de aquel calducho.

No tenía para a dónde agarrar,
lo empujaban de allá y de acá,
cuando quiso acordar
sintió un abrazo desde atrás!

Vio pasar una mano al costado
que se le metió en un bolsillo trasero,
y le sacó la cartera de al lado,
ahí se dio cuenta que era un ratero!

Al querer dar la voz de alarma
fue entonces que lo sintió:
como una helada serpiente
la espalda le recorrió.

"Cuchillo o revólver fino"
fue en lo único que pensó!
Si se hacía el gran fornido
ni sabrían qué le pasó!

Sintió un olor acre profundo,
y con vergüenza comprendió,
que no era sólo sudor
lo que le empapaba el pantalón.

Apretando los labios con fuerza,
y con mucha frustración,
hizo todo lo que pudo
y en silencio descendió.

Esforzándose por moverse,
porque la impotencia le pegó,
con aquel pánico y pena
hasta su casa llegó.

Entró y con  varias cerraduras
a la puerta la trancó.
Pucha!...que estaba muy dura,
la "térmica sensación"!

*---Gora

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