Volvió a echar un vistazo hacia la foto que mostraba a un chico de rodillas, en pantalones cortos junto a su pelota, y que decía: " Margarito Rodríguez, Club Deportivo Cebollitas '86 ", antes que el griterío le recordara que el antro estaba lleno aquella noche, como lo venía estando desde hacía varios fines de semana.
Tenía que terminar de producirse!
Le constaba que no era precisamente su talento lo que agolpaba pueblerinos para ver su performance.
Lo que en realidad les atraía no era más que la mórbida curiosidad por apreciar los resultados del gran cambio.
Pero eso, lejos de frustrarle, le producía una gran satisfacción.
O es que podía existir un sentimiento más disfrutable que el de la autorrealización?
Terminó de pasarse el brillo sobre el rouge, y se dispuso a salir, no sin antes esconder aquel retrato, el que hacía tanto le había regalado su madre, soñando con que algún día se convertiría en un verdadero crack del fútbol.
Sí, la verdad que le colmaba una emotiva nostalgia, pero tenía claro que el pasado debía quedar definitivamente atrás.
Se irguió sobre los tacos y avanzó hacia el escenario con paso firme, evocando a su pareja, que pocas horas después de la operación le había dicho alegremente:
- Si hasta el nombre te has cambiado,
como cambiaste de suerte!
Ya no sos mi Margarito..
ahora te llaman Margot!